Este apartamento, ubicado en el Barri Vell de Girona, era un inmueble de estética clásica y sobria; nada que ver con la atmósfera que buscaban sus nuevos propietarios.
Se dice que nuestro hogar es un reflejo de nuestra personalidad, de nuestros gustos. Desde el inicio del proyecto se propone a los clientes, una pareja de Nueva York gran aficionada a los viajes, un estilo rico en colores, texturas y donde el arte sea el principal protagonista.
Se opta por mantener la distribución original de los espacios, bien relacionados entre ellos y de proporciones cómodas. Se cambian pavimentos, revestimientos y carpinterías. Se proyecta una nueva propuesta de iluminación donde se da gran importancia a la luz indirecta.
Las estancias se tratan como espacios con personalidad propia y diferenciada, pero vinculadas entre ellas con elementos repetidos que las relacionan.
El resultado de esta reforma integral es una casa confortable y muy personalizada, con una gran selección de arte y objetos de diferentes partes del mundo, pequeños trocitos de la vida de los clientes. Un proyecto nada monótono y lleno de detalles.